La Transformación y el Viaje
Y a finales de abril llegó la primera reserva, Miguel y su familia pasaron unos días en la finca. Y con la primera visita, llegaron los primeros miedos. La semana siguiente recibimos la crítica de Miguel. Completamente satisfactoria. Y así pasó el verano, visita tras visita, el milagro se obró.
Durante ese verano, la sensación de que España no era nuestro lugar se hizo cada vez más patente. Aún sentíamos esa necesidad de regresar a Reino Unido, dejar la finca evolucionar y ayudar a mis padres desde el extranjero. A priori, parecía algo complicado, pero se podría hacer. Conocíamos el entorno y la tecnología y, si queríamos crecer realmente más a allá de nosotros mismo y hacer algo con significado real, debíamos regresar a Londres, o así fue nuestra percepción en aquella época de nuestras vidas.
Gracias @rp.rahatarfin por esta maravillosa imagen
de la "Estatua de la Unidad"
de la "Estatua de la Unidad"
Nuestro razonamiento fue el siguiente: conocemos la ciudad, conocemos el idioma, tenemos contactos. ¿Por qué no regresar al punto de origen? ¿Por qué no retroceder y retomar el ímpetu perdido? Y así hicimos. Como una flecha tensada en su arco.
Comenzar allí fue muy sencillo. Antes de llegar a Londres, había contactado con mi anterior empresa y me ofrecieron el mismo puesto y en el mismo lugar. Por cuestiones de azar, destino o coincidencia o lo como sea que se pueda explicar, llegamos a la misma casa en la que una vez vivimos casi dos años antes. Esto fue allá por noviembre de 2016. Un mes más tarde Jack llegó a Londres tras un tortuoso viaje en coche a través de Francia. Llegó a la ciudad a las 17:00 horas del 3 de diciembre de 2016, asustado y cansado. Obviamente, él desconocía a quién se iba a encontrar. Su alegría fue máxima al vernos, sin embargo, le llevó un par de días en recuperar su genuina energía.
De acuerdo, nos regresamos a Reino Unido por segunda vez pero ¿por qué? Vimos que la manera más rápida de ganar algo dinero era volver a Londres. Trabajando en hostelería podíamos ahorrar unas cuantas libras al mes, así que hicimos los cálculos rápido y previmos que en unos tres años podríamos regresar a España. Podíamos comprar una casa o empezar con una hipoteca e ir pagando poco a poco. El plan fue sencillo. Regresar a Londres y ahorrar con el objetivo de comprar una casa para vivir y formar una familia. Sencillo en teoría, no tan sencillo en la práctica. Antes de adentrarnos en el meollo de cómo gestionar las casas de mis padres y cómo buscar casa en un país a dos mil kilómetros de distancia, veamos qué nos hizo “click” en nuestro cambio de perspectiva.
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