Otro comienzo, la misma historia

¿Por dónde empezar esta loca historia de un viaje sin planificar? Este viaje comienza allá en septiembre de 2015. 

Transcurría un cálido y húmedo final de verano en Londres. Sí, en Londres. Por aquellos tiempos estábamos haciendo las maletas para regresar de nuevo a España. Vivimos y trabajamos en Londres durante ese año y decidimos que volver a España sería una opción adecuada para lo que estábamos planeando. 


Un día tranquilo de final de verano en SkyGarden allá por el 2015. 



Como casi toda la gente que vive en Londres o en Reino Unido, ha pensado en escaparse uno o dos años a esa gran isla al otro lado del mundo llamada Australia. Pues así fue, hicimos las maletas para regresar a España y al cabo de un par de meses dar el salto a Australia. Allí en Queensland, tenía amigo con el que trabajé en Londres, y  nos pareció un final o comienzo de etapa maravillosa. Además, ya casi a mis treinta, sería mi último año de optar al visado, así que nos pareció buena idea. Nuestro plan allí sería trabajar en un restaurante o en un bar a orillas del océano Pacífico, en la zona de Queensland, mientras estudiamos inglés y/o alguna suerte de curso alternativo. 


Llegados a España, la intención fue estudiar el IELTS, lo que consideramos un mero trámite mientras trabajábamos en algo que pudiera sustentar la vida aquí, más que nada para no pulirnos todos los ahorros que ganamos en Londres y así poder acceder al visado y todo lo que conlleva volar a la tierra de los canguros, de los increíbles paisajes y de las kilométricas playas. Siento hablar de estereotipos de este inmenso país lleno de diversidad natural y cultural, sin embargo,  a estas alturas aunque suene algo lejano esta espinita sigue clavada en algún rincón de mi mente. 

Ya en Madrid, entrado ya octubre, parece ser que no nos adaptamos demasiado bien a la vida en Madrid y ni trabajo ni IELTS. Sufrimos lo que llaman el síndrome del eterno viajero. Síndromes aparte, encontré un trabajo a comienzos de noviembre. En mi caso, pagaban mal y tarde o simplemente no pagaban. Probablemente es algo que estaba buscando y ahora, a día de hoy, puedo conectar los puntos de como todo aconteció.

Pasados unos meses, quedé sin trabajo y me sumí en una corta pero intensa depresión. ¿Sabes esa sensación en la que crees que las has cagado completamente y ya no hay marcha atrás? ¿Esa impotencia de saber con certeza que la idea de volver a España no fue una gran idea? No sé si habéis jugado al ajedrez alguna vez pero es esa sensación cuando mueves todas tus piezas y parece que va todo como tiene que ir y de repente, en tres movimientos te encuentras en Jaque. Únicamente puedes arrinconarte y jugar con lo que te queda. Y efectivamente, seguí jugando la partida. Seguí hacía adelante, renqueante y hundido, con la alas cortadas pero aún podía correr, y sí que corrí, pero esto es otra parte de la historia. 

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